Un libro es como los subtítulos de una película.
Para leer un libro de verdad, se necesita una de estas dos cosas: experiencia (memoria) o el deseo de tenerla (imaginación). Las letras, vistas con indiferencia, no son más que líneas garabateadas. Sin embargo, para que el significado que se teje entre esas líneas se sienta realmente, primero debe formarse una relación entre el texto y el lector. El papel de este intermediario lo juega la pantalla interior del individuo, donde se proyectan escenas que solo uno mismo puede ver en su forma completa: la memoria y la imaginación.
El libro en su sentido tradicional existe como caracteres dispuestos en una sola dirección. Pero el libro digital es diferente. El electrón es una partícula que emite energía eléctrica, y hasta el cambio más mínimo en esa energía se propaga a la velocidad de la luz. Esta propiedad permite saltar de la primera a la última página al instante, e incluir medios de otra dimensión, como audio o vídeo, entre los caracteres. Todo esto contribuye positivamente a enriquecer la experiencia de la escritura.
Un libro digital no es simplemente un libro fácil de copiar y publicar. ¡Es mucho más que eso! Este blog es un registro del viaje de exploración de su valor.